sábado, 13 de junio de 2009

El núcleo familiar y sus componentes.

El tener hijos es una gran responsabilidad y una gran alegría, pero el proceso de crecimiento y maduración de los hijos es algo que nos cuesta trabajo asimilar. En especial en la adolescencia los hijos intentan hacer varias cosas, algunos ejemplos serían los siguientes:
• Buscar un grupo de amigos con quienes identificarse• Tratan de parecerse lo menos posible a sus padres, por lo menos por unos años• Confirman su preferencia sexual• Buscan elegir a qué se van a dedicar en resto de sus vidas
Podríamos enumerar muchas más cosas que hacen los hijos adolescentes, pero en este caso a mi me gustaría dirigir este artículo un poco más hacia el lado de los padres.
Desde que los hijos son pequeños hacemos todo el tiempo pequeños ejercicios para ayudar a que se separen de nosotros y se vuelvan unos pequeños seres independientes. Nuestro primer intento comienza cuando los hijos entran a la escuela por primera vez, cuando los dejamos por primera vez en el jardín de niños, comenzamos a sentir lo difícil que es separarse de ellos, y lo sano que es también tanto para ellos como para nosotros. El pequeño o la pequeña ya no nos necesitan tanto como antes que dependía de nosotros para todo, ya comienza a socializar, a querer a otras personas como a la maestra, los amigos y amigas, etc…
Esta primera separación nos da la pauta de cómo serán muchos patrones de conducta en nuestra vida. Hay muchas diferentes reacciones, los niños a veces se van felices al jardín de niños y los padres se quedan muy tristes y con lágrimas al ver que su hijo se va alegremente, a veces a los niños les cuesta mucho trabajo separarse y lloran durante varias semanas, al menos mientras la madre está presente, algunos lloran solamente cuando los dejan y una vez dentro de la escuela están felices.
Ya cuando entran a la primaria, este proceso ya no es tan difícil para los niños y tampoco para los padres. Continúan su proceso de socialización a través de toda la primaria y comienzan a tener por ahí amores platónicos o alguna novia o novio.
Las cosas comienzan a complicarse un poco más en la adolescencia, para los padres es difícil encontrarse con una hijo o hija que ha tenido muchos cambios físicos y emocionales, que un día puede contestar divinamente y al día siguiente actúa como si odiara a sus padres; con un hijo o hija que quiere romper con todo lo establecido, en fin, ya conocen los cambios de la adolescencia.
Lo que quiere enfatizar el día de hoy, es que a pesar de que sea una tarea difícil, tenemos que aprender y dejar que los hijos crezcan, y no querer retenerlos a como de lugar. Es fácil escribirlo, sin embargo hacerlo ya no lo es tanto. Siempre a los padres nos entra la duda de si estaremos o no en lo correcto, si les estamos dando muchas libertades o tal vez muy pocas, si les estamos poniendo suficientes límites o tal vez no lo hemos hecho.
La realidad es que vamos aprendiendo en base a nuestra propia experiencia, y a veces queremos que nuestros hijos no sufran lo que nosotros padecimos con nuestros propios padres, o a veces actuamos repitiendo exactamente los mismos patrones que nuestros padres ejercieron con nosotros. La realidad es que no existe tal cosa como una escuela para padres.
Me parece que hay algunos puntos básicos que debemos realizar, en base a la relación con nuestros hijos, en especial durante la adolescencia:
1- Tenemos que comenzar a respetar la intimidad y privacidad de nuestros hijos, no se vale entrar a sus recámaras sin tocar, si la puerta está cerrada, ellos tienen derecho a sus tiempos privados.
2- Tenemos que confiar en ellos, les hemos enseñado los principios que nos rigen, y hemos hecho nuestro mejor esfuerzo, por lo tanto, tenemos que confiar en ellos cuando les damos libertad o permisos. Llega una edad en los hijos en la que tienen que ser conscientes de que sus actos tienen consecuencias, tanto para bien como para mal.
3- Mantener la comunicación con ellos es básico, sin ser intrusivo. Tenemos que saber que hablar con los hijos y que ellos se sientan en libertad de contarnos sus cosas es muy importante, pero también sabemos que hay una parte privada que seguramente nunca nos contarán (acuérdense de cuando ustedes fueron adolescentes).
4- No se vale meternos a la recámara de los hijos y tratar de husmear en todas sus cosas, meternos a revisar sus correos, o leer sus diarios o cosas de este estilo, no nos gustaría que nuestros hijos hicieran esto con nuestra privacidad.
Finalmente ellos avanzarán al inevitable paso de la adultez, los hijos nos brindaron la maravillosa oportunidad de guiarlos, comprenderlos, quererlos, crecer y madurar con ellos, para que finalmente ellos puedan volar y comenzar sus propias vidas como adultos. Recuerden que nuestros hijos tendrán la tendencia de imitar los patrones que nosotros tuvimos con ellos como padres, y ahí radica que hayamos tenido la capacidad de dejarlos crecer y separase de nosotros, para que en un futuro ellos hagan lo mismo con sus propios hijos.
Y conste que separase sólo quiere decir que harán sus propias vidas, no que nos dejen de querer, pero la relación con los padres será seguramente uno de los ejemplos más importantes que tendrán en la vida. Mientras más hayamos cultivado la relación con nuestros hijos en base al amor, la confianza y cariño, será más reconfortante tener una maravillosa relación con ellos cuando sean adultos.

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