martes, 21 de julio de 2009

Patrones, encuéntralos y ponles fin.

A veces pensamos que si seguimos haciendo las cosas igual por arte de magia cambiarán.Hablas con tu hijo adolescente cada vez que rompe las reglas de la casa, él o ella te dice que no volverá a pasar. La primera vez tarda en suceder y rompe la regla.



Vuelves a platicar con él en un tono más fuerte y él promete no romperlas. Incumple de nueva cuenta y seguimos hablando y hablando; fuerte a veces, otras en privado, unas cuantas en público otras tantas un lugar neutral. Pero al final la solución que estamos dando se reduce en Hablar, el hijo en prometer pero se sigue con el problema del rompimiento de la norma establecida.

Y nos atrapamos en un patrón al parecer sin salida, ¿cómo esperamos que aplicando la misma solución obtengamos un resultado diferente al que nuestro adolescentes ya manifestó?

La solución en este caso es dejar de hablar y actuar, por ejemplo poniendo consecuencias como son castigos, restringir las salidas, o pedirle haga labores extras dentro de la casa. Dejar de esperar que el adolescente por el solo hecho de solicitarle que no rompa las reglas se apiade de uno y acceda.

Como el ejemplo anterior existen en el trabajo, a nivel social, persona y de pareja patrones atrapadores. No quiere decir que cada solución que brindemos a un problema dado no funcione. Me refiero a aquellas circunstancias en las cuales el problema se hace cada vez más grande o interminable.

Cómo encontramos el patrón.

En un problema o estamos interrelacionados con otros o con nosotros mismos. Es un círculo que no importando dónde comience se repite sin cesar.
En el ámbito de pareja por ejemplo:

Cuando la pareja se pelea ella quiere seguir hablando hasta que se solucione el problema porque piensa “las cosas no se dejan para después”

El por su lado se retrae, no quiere entrar en la discusión o se sale a dar la vuelta, al pensar que no es útil tratar de solucionar los problemas cuando ambas partes están exaltados.

Y cada uno desde su perspectiva actúa, la retirada de él es percibida por ella como una falta de interés en la pareja. Él se va, ella lo persigue, más se aleja él, ella lo persigue con más enojo…. Y así sucede en las discusiones. Sin alcanzar una solución que satisfaga a ambas partes, debido a la misma actuación. El problema crece como una bola de nieve.

Al encontrar el círculo o patrón vemos que la acción de uno tiene un efecto en él o la otra y viceversa. Preguntarse ¿Qué sucedería si ella decide no llevar a termino la discusión en ese momento y lo deja para otro momento menos tensionante? ¿Cuál sería la respuesta de él?

De igual forma él podría romper el patrón al decir “Amor, te invito a tomar un café y ahí discutimos el problema. Dame 10 minutos para pensarlo.”

Al cambiar la forma de plantearlo seguramente ella tendrá otra respuesta, si ella responde diferente él también, mágicamente se rompe el patrón atrapador y la discusión termina de otra forma.

Por lo general los problemas nos enganchan por la repetición del patrón circular, si lo descubrimos y damos una solución diferente éste se rompe y ese problema se diluye.

Te invito a probarlo preguntándote ¿cuándo yo hago, digo, actúo…? ¿Él, ella, el otro hace, dice, actúa, se comporta? ¿Y cuando el otro actúa…. Yo?

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